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Asumir, borrar y reescribir.

by Manel Cano

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1.
En las próximas canciones no voy a hablar de ti. Lo haré tarde o temprano y no serán palabras desoladas, ni graves lamentos de contrabajo vibrando en la noche solitaria. Solo quería dejarlo claro, por si acaso, ya me conoces. En las próximas canciones no voy a hablar de ti. Lo haré tarde o temprano y no serán palabras complicadas, ni retorcidos laberintos de metáforas imposibles. Solo quería dejarlo claro, por si acaso, ya me conoces. Lo que no puedo evitar (ni puedo ni quiero evitar) será encontrarte de vez en cuando, como un turista despistado en una estrofa perdida. O como el olvidado billete de autobús, en el bolsillo de una rima, meses después del último adiós. En las próximas canciones no voy a hablar de ti. Lo haré tarde o temprano y no serán palabras elevadas, ni grandes sentencias de sabio iluminado guiando la inconsciencia colectiva. Solo quería dejarlo claro, por si acaso, ya me conoces. En las próximas canciones no voy a hablar de ti. Quizá para que intuyas que estoy bien (aunque no lo estuviera; que lo estoy) y que este largo silencio no me afecta (aunque lo hiciera; que tampoco). Lo que no puedo evitar (ni puedo ni quiero evitar) será encontrarte de vez en cuando, como una flor solitaria en el jardín de una canción. O como el confundido gorrión, revoloteando sobre la nieve virgen de la página en blanco. Lo que si quiero evitar (y creo lo estoy consiguiendo) es que esto parezca una de esas despedidas de marcha fúnebre y redoble de tambor desafinado. Porque la verdad es que hay bastante tuyo en alguna de esas canciones (aunque no hablen de ti). Y eso también quería dejarlo claro. Por si acaso, también, ya me conoces.
2.
Una fría mañana de enero, paseando los recuerdos al radiante sol del olvido, decidí que era el momento; que la hora de la verdad no podía ya esperar más. El horizonte lucía cercanas sus promesas y los viejos sueños me seguían no muy lejos. Fue entonces cuando el viento del norte, como el oportuno consejo de un viejo amigo, me susurró al oído: La hora de la verdad es una mentira piadosa. Ahora o nunca, es solo y siempre ahora. La hora de la verdad nunca llegará. Una fría mañana de enero, apartando las nostalgias de las sombras del invierno, decidí que era el momento; que la hora de la verdad no podía ya esperar más. La última nube se evaporaba silenciosa y obscenas gaviotas reían en lo alto. Fue entonces cuando el viento del norte, como el oportuno consejo de un viejo amigo, me susurró al oído: La hora de la verdad es una mentira piadosa. Ahora o nunca es solo y siempre ahora. La hora de la verdad nunca llegará. Desde entonces mi paso es más firme; más serena mi respiración. Y aunque sigo sin saber muy bien donde voy, ahora sé que no importa.
3.
Me gustaría entender tantas cosas cosas fáciles de explicar. Me bastarían tres frases sencillas y una franca mirada. No creo que sea mucho pedir. Me gustaría saber en que piensas en que piensas cuando callas y sabes bien que espero respuesta. Una franca respuesta. No creo que sea mucho pedir. Vuela, vuela pero recuerda que volar no es ser libre, es solo volar. Solo volar. Me gustaría aprender tantas cosas. Cosas fáciles de explicar Pero si hay algo que no aprenderé es a pronto olvidarte. Quizás si sea mucho pedir. Me gustaría entender tantas cosas. Cosas fáciles de explicar. Pero parece que tú entiendes que el silencio lo explica todo. Algún día entenderás que solo te explica a ti y no cuenta nada bueno.
4.
Fuengirola 04:33
Tenía que ser en marzo cuando la playa duerme tranquila y las olas cantan viejas canciones de amor que creías olvidadas. En la cuna María asoma tímida sus ojitos sobre el balcón de la vida y piensas que el futuro es tan incierto como el transparente horizonte en que te pierdes. Y no importa lo que contamos y no debiéramos ni lo que nunca contaremos. Bailemos este vals. Bailemos este vals, con la libertad del borracho. Con el abandono de los años vividos. Bailemos este vals. Bailemos este vals. Tenía que ser en marzo cuando la primavera sueña despierta y aun las nieves confían en las caricias de su radiante futuro enemigo. Entre vino y espeto Dani desvela los recuerdos que tu memoria ignoró y piensas que el pasado es tan volátil como el constante fluir del humo en la hoguera. Y no importa lo que contamos y no debiéramos ni lo que nunca contaremos. Bailemos este vals. Bailemos este vals, con la convicción del humilde. Con la resignada elegancia del condenado. Bailemos este vals. Bailemos este vals.
5.
Es tan corto esto que nos pasó Me hubiera gustado escribir tantas canciones. Llenar páginas de brillantes líneas Debo ser yo que escribo lento y parece que no haga nada. O eso debías pensar cuando pedías más. Tú esperando el desenlace y yo escribiendo el prólogo aún. Y es tan corto este prólogo. Prólogo y desenlace. De nada y casi de todo. Prólogo y desenlace y un breve nudo de silencio entre los dos. Es tan corto esto que nos pasó. Me hubiera gustado decir tantas cosas. Susurrarte el universo al oído. Debo ser yo que pienso mucho y parece que no diga nada. O eso debías pensar cuando pedías más. Tú esperando el desenlace y yo escribiendo el prólogo aún. Y es tan corto este prólogo. Prólogo y desenlace. De nada y casi de todo. Prólogo y desenlace y un breve nudo de silencio entre los dos. Es tan corto esto que nos pasó. Me hubiera gustado escribir tantas canciones. Pero tan corto es que prólogo y desenlace son una sola canción en este tu recuerdo. Y es tan largo este recuerdo. Tan largo. Prólogo y desenlace De nada y casi de todo…etc.
6.
Ya asumí que no eras yo que mis sueños no fueron los tuyos. Aunque tal vez alguno si y cada noche los reescribo en la misma tinta letra y papel. Pero que estos versos no te lleven a engaño ya no pienso en ti al menos no como querrías. Ya no te sueño ya no siento el murmullo de tu ausencia. Ya no. Ya asumí que no eras yo que los silencios fueron míos que tú solo callaste. Y los borro con palabras que tal vez debiera esta vez yo callar. Pero que estos versos no te lleven a engaño Ya no pienso en ti Al menos no como querrías Ya no te oigo en las noches Ya no te canto hasta arder Ya no. Esto es lo último. Ya lo sabes. Ya asumí que no eras yo que mis miedos no fueron los tuyos. Aunque esta vez niña traviesa esta vez no fui yo quien huyó. Pero que estos versos no te lleven a engaño ya no pienso en ti al menos no como querrías. Ya no huyo de tu recuerdo ahora es él quien me evita. Y creo que no volveré a huir nunca más. Y después de estos meses de asumir, borrar y reescribir me pregunto si es posible el amor con tantos sueños, tantos silencios y con tantos miedos. Tal vez alguno si Tal vez...
7.
Son sólo palabras, gritaban los estertores del otoño, mientras se agrietaban los últimos gestos entre ambos. Buscando un nuevo lenguaje con el cual comunicarnos, solo logramos construir un muro tan alto, como el mar cuando me sobrevuela, disfrazado de tu ausencia. Puedo buscar otro bar, visitar otro cuarto, alojarme en otra cama, pero siempre me va a perseguir la mímica de las cosas que no me atreví a decirte, por miedo a complicar, lo que merecía la pena complicar.
8.
Hay ciertos demonios en este corazón que no voy a dejar pasar. Hay ciertas asperezas que nunca voy a pulir. Algunas diferencias irreconciliables que preferiría sepultar pero nunca me voy a rendir. Siempre pensé que podría cambiar que algún día, quizás, me podrían aceptar. O que quizás ellos sabían porque yo era así. Hay ciertas lagunas en este corazón pero nunca por ello, me voy a considerar mejor o peor. Lo que yo siento es sincero. No como ellos, con sus verdades de medio pelo. Pero ya soy mayor para cambiar. Demasiado daño me han hecho. Ya soy mayor para cambiar. Demasiado daño me hicieron. Mis sentimientos se han congelado.
9.
Aun se pierden las respuestas en el silencio de tus versos. Madurando despreocupadas, entre borrones y cuentas viejas y temerosos pliegues de papel. Las preguntas vienen y van. Despliegan su mantel de porqués sobre el trazo en ruinas y esperan atentas una respuesta gentil. Pero los versos callan, y todas las nostalgias se aferran a la tuya; tal vez, como sabiéndola menor. Aun se pierden las respuestas en el silencio de tus versos. Despidiéndose pacientes de cada partícula de tinta que, mansamente, se evapora. Las preguntas vienen y van. Pasean su inseguro andar entre los recuerdos que aun resisten y esperan, de nuevo, una respuesta gentil. Pero los versos callan, y se enredan perezosos en el oscuro retiro de polvo y olvidos del cajón.
10.
Recuerdos 02:53

about

Las fotografías que ilustran las canciones son de Alejandro Cano y las de portada del disco y cabecera de la página ( en blanco y negro) son de Mingo Venero.

credits

released January 26, 2014

Carlos Muñoz: Bajo sin trastes y coros en "La hora de la verdad".
Jordi Farreras: Batería.
Luis Rodriguez: Violín.
José Tejada: Clarinete en Bb.
Carrie Lewis: Coros en "Prólogo y desenlace".
Mireia Izquierdo: Coros en "La hora de la verdad" y "Ejercicios de mímica".
Mon Feijóo: Coros en "Fuengirola".
Manel Cano: Voz, piano, guitarra acústica y eléctrica. Composición y arreglos. Coros en "La hora de la verdad".
Lázaro Castillo: Piano en "Recuerdos".

Alejandro Cano: Letra y música (arreglos Manel Cano) en "Hay ciertos demonios".
José Liñán: Letra en ejercicios de mímica.

Grabado en Nómada57 por Pere Aguilar y Joanmarc Comas.
Masterizado por Marco Rostagno en Hitmakers Mastering.

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about

Manel Cano Barcelona, Spain

Musicalmente hablando, mi biografía empieza a finales de los noventa, cuando mi hermano Alejandro y yo fundamos NEVA; un grupo de rock poco ortodoxo, por decirlo de alguna manera, con el que grabamos en 2006 un disco.
Este es mi proyecto en solitario, en el que dejo la experimentación de NEVA a un lado, para ceñirme al formato de canción.
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